Muchas veces lo escuchamos en los talleres de Constelaciones Familiares que organizamos; y, también, de otras personas que no son científicas, pero que así nos lo transmitieron: la carga de información, y energía, que queda en las mujeres tras acostarse con hombres. Y es que, en un estudio de la Universidad de Seattle y el Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson, se descubrió la sorprendente información por accidente, ya que originalmente intentaba determinar si las mujeres que habían estado embarazadas con un hijo podrían estar más predispuestas a ciertas enfermedades neurológicas que ocurren con mayor frecuencia en los hombres. Es decir, que las mujeres retienen y llevan el ADN viviente de cada hombre con quien mantienen relaciones sexuales.
Y es que el cerebro femenino es todavía más misterioso de lo que se pensaba. Ya que las mujeres, muy a menudo, albergan presencia de ADN masculino que se originó a partir de otro individuo (microquimerismo masculina) y son genéticamente distintos de las células que componen el resto de la mujer. Según dicho estudio, en el 63 % de las mujeres (37 de 59) se comprobó la existencia de microquimerismo masculino, y en múltiples regiones del cerebro. Fue entonces cuando comenzaron, los investigadores, a hacerse ciertas preguntas, ya que el ADN del padre se combina con el de la madre para crear un ADN único… ¿De dónde podría venir, entonces, ese ADN masculino? Y la respuesta más probable era que todo provenía de un embarazo masculino; sin embargo, comprobaron que los cerebros de mujeres que nunca habían estado embarazadas, y mucho menos con un niño varón, todavía contenía células de ADN masculino.
Por ello, en sus conclusiones, el microquimerismo masculino, además de proceder de embarazos conocidos, también incluyeron causas como el aborto espontáneo no reconocido, el gemelo masculino desaparecido, un hermano mayor transferido por la circulación materna, también por el intercambio sexual, así como en el caso de las mujeres sin hijos varones. Observaron, además, que era más frecuente, y los niveles fueron más altos, en las mujeres con aborto inducido que en las mujeres con otros antecedentes de embarazo. Pero, sobre todas estas causas, los investigadores destacan la vía de las relaciones sexuales, ya que el esperma son células vivas; por eso cuando se inyecta en las mujeres, nadan y nadan hasta que chocan contra una pared,donde luego se adhieren y penetran en los tejidos. Si el esperma llega a través de la boca, nada y asciende a tus conductos nasales, oído interno y detrás de tus ojos; para luego abrirse paso y entrar en el torrente sanguíneo, donde se acumula en el cerebro y la columna vertebral.
Lo cual determina consecuencias muy importantes para las mujeres, porque de cada hombre del que absorben espermatazoides, estos se convierten en una parte viva de ellas para toda su vida. Señalar, que las mujeres autorizadas en este estudio eran ancianas; donde en algunas, el ADN vivo de los machos, tenía más de 50 años.