Hubo un tiempo, aunque la mayoría sigue permaneciendo igual, en que los dueños, directivos y altos cargos de las empresas huían de las redes sociales y su presencia online. A día de hoy, muchos, se dan cuenta de la importancia de ese hecho y, más lento que rápido, se van sumando; aunque personalmente creo, que la mayor parte de los que participan, lo hacen manera testimonial. Y claro, como está de moda, los anteriormente citados bien han descubierto que muchos de sus empleados ya tenían presencia online, o bien andan animando a diestro y siniestro a que participen en las redes sociales y, claro está, hablen o mencionen a la empresa para la que trabajan. Pero, al igual que la empresa, los trabajadores también tienen una reputación online.
No obstante, ese factor puede terminar afectando negativamente a la reputación online de la empresa. ¿Por qué? Porque los hechos y acciones llevadas en sus vidas personales por parte de los trabajadores, pueden afectar debido a su vinculación profesional con la empresa; es decir, un empleado que tiene poca actividad online pero, debido a un tema candente y de actualidad, decide hacer su comentario u opinión a través del perfil «profesional» (ese que ha abierto para «ayudar» a la empresa).
Debido a que la mayoría de consumidores visita las redes sociales y consulta antes de adquirir un producto o servicio, la reputación de la compañía puede estar dañada indirectamente por el mal comportamiento de alguno de los trabajadores. Por ello siempre es bueno advertir a aquellos trabajadores que vinculen sus perfiles a la compañía mediante instrucciones generales sobre los contenidos, o bien con recomendaciones sobre temas que resulta arriesgado publicar o discutir a través de las redes sociales. Lo que tarda años en ganarse, puede perderse en segundos en las redes sociales, por lo que gestionar situaciones que afectan a empleados de nuestra empresa resulta no solo útil, sino necesario.