Todos tenemos claro lo que respecta con la fecha de caducidad en los alimentos, sin embargo con el tema de los cosméticos (que pasan al interior de nuestro cuerpo a través de la piel) da la impresión de que nos lo tomamos mucho más a la ligera ¿cierto? Sucede que cuando en un producto varían sus características organolépticas (como el color, su textura, su olor e, incluso, alguna separación de alguno de sus ingredientes) no deberíamos de utilizarlo. Ya que, sus componentes se oxidan y van perdiendo sus propiedades para las que fue fabricado; y, dependiendo del tipo de producto y del tipo de piel, puede causar reacciones de hipersensibilidad cutánea como picores, escozores o llegar a provocar eccemas.
Pues bien, la legislación europea sobre los cosméticos es una de las más rigurosas del mundo. Destaca, por ejemplo, que en cada envase debe de figurar la fecha de consumo preferente una que se ha abierto; es el PAO (period after opening, traducido del inglés a período después de la apertura). En Europa no se exige que lleven impresa la leyenda «consumir preferentemente antes de» si es inferior a un período de 30 meses; y viene representado por un tarro abierto y un número que indica los meses en los que el contenido mantiene todas sus propiedades. Cabe señalar que cada fabricante decide el PAO, teniendo en cuenta su formulación.
Por ello, y como apuntes generales, vamos a comentar sobre la duración de los cosméticos dependiendo del tipo que son. Así, por ejemplo, los contornos de ojos son los que tienen una menor duración, con 6 meses, ya que se aplican en la zona más sensible del rostro. También se recomienda no utilizar pasados los 6 meses los delineadores de ojos y las máscaras de pestañas. En cuanto los maquillajes, tratamientos faciales y los protectores solares, tienen una duración de 12 meses; los productos para protección solar es innegociable el respetar su utilización a ese período. Y luego ya con las barras de labios, los esmaltes de uñas, sombras de ojos y polvos, podemos alargarlos hasta los 24 meses. Un buen consejo, es apuntar la fecha en la que abrimos cada envase.