Todos, sí o sí, tenemos que dormir. De ello depende buena parte de nuestra salud física y emocional. Y, quizás, en época vacacional, le demos más rienda suelta, porque disponemos de más tiempo. Aunque, lo de dormir, es tan importante o más, como el tiempo en que estamos despiertos: la única diferencia son las percepciones sensoriales (reducidas cuando dormimos).
Cuando estamos durmiendo, estamos estimulando nuestras defensas inmunitarias, nuestro potencial energético, nuestro crecimiento, la regulación de la temperatura y la presión arterial, el descenso del estrés y la tensión, la conservación de la memoria, el aprendizaje, la producción hormonal y la división celular; es decir, nuestro cuerpo continúa con una actividad de un modo diferente. Y es ésta actividad, la que nos va a garantizar que el próximo día sea igual o mejor, productivamente hablando.
Bajo ninguna premisa podemos, ni debemos, privar al cuerpo de esta actividad de recuperación, conservación y preparación. En cuanto lo hacemos, nuestra salud y nuestra calidad de vida se van a resentir.
Para ello, y si no podemos disponer de un buen descanso y sueño nocturno, existe una forma de poder ayudar en las tareas del sueño y reparación a nuestro cuerpo: una siesta. Y dentro de ella (quienes la practican, saben bien de ello), podríamos hacer dos clases o distinciones: siesta rápida o siesta normal.
Para la siesta rápida, que suele tener una duración de entre 10 y 20 minutos, es la ideal para todos los días. ¡¡Sí!! Vivas donde vivas. Generalmente las comenzamos a utilizar tras una noche en la que no has dormido lo necesario; pero nos permiten relajarnos, sin caer en un sueño profundo, y, muy importante, nos podemos despertar a una hora fijada por nosotros mismos.
Sin embargo, la siesta normal (de una hora o más), sería en la que nos despertamos de una forma natural y, claro está, esa ya no es para todos los días. Además, tras ella nos solemos despertar con la mente confusa y, muchas veces, con una sensación desagradable. Suele ser la que practican de forma habitual los niños más pequeños y los trabajadores nocturnos. Aunque se suele utilizar, sobre todo, antes de una noche en la que vislumbramos que no descansaremos lo suficiente.
Pues llega el tiempo de ir ajustando la que cada uno pueda permitirse. Aunque, recordad, cualquiera de las dos son beneficiosas y, si es posible, deberíamos de incluirlas en nuestros hábitos saludables de nutrisalud.