Érase un hombre que tenía dos perros: uno era de caza y el otro era el guardián de la casa. Así que, cuando salía de caza siempre llevaba al primero y al regresar, si había alguna pieza cazada, le daba un pedazo de la misma al perro guardián.
Entonces, el perro de caza, descontento con la situación, le recriminó a su compañero que solo era él quien salía a cazar y, por ello, sufría en todo momento; mientras que el otro, que se quedaba en casa sin hacer nada, disfrutaba de los resultados de su trabajo.
Por ello, el perro guardián le contestó: «No es a mi a quien debes reclamar, sino a nuestro amo, ya que en lugar de enseñarme a trabajar como a ti, me ha enseñad a vivir tranquilamente del trabajo ajeno».
Esopo
Resumen: es importante saber exigir responsabilidades a quien toca, en lugar de tomarla con el más débil o con quien no puede cambiar la situación.