Una pequeña ola disfrutaba junto a sus compañeras de la vida en el mar. Saltaba, se escondía, brincaba, jugaba con delfines y gaviotas… ¡Era realmente dichosa! Sin embargo, un día la corriente la arrastró hacia la costa. Entonces se fijó en que otras compañeras suyas se dirigían a las rocas, haciéndose cada vez más grandes. Al final, terminaban estallando en forma de espuma y deshaciéndose. En ese momento dejaba de verlas para siempre.
Angustiada, la pequeña ola buscó ayuda. Fue así como se fijó en otra ola que, al igual que ella había hecho durante tanto tiempo, se entretenía alegre con las gaviotas.
– «¿Qué haces ignorante?», le preguntó asustada. «¿No sabes que dentro de poco terminaremos nuestros días estrellándonos contra las rocas?»
– «¿Ignorante yo?», respondió muy tranquila la otra. «Te equivocas. La ignorante eres tú… ¿O no te has dado cuenta de que al estallar contra las rocas conseguimos estar al fin mucho más unidas, y de que todas juntas conformamos el mar?»
Cuento popular zen
Resumen: solos somos insignificantes; juntos, una inmensidad.