Hoy traemos una reflexión que tiene que ver con la humildad…
Eran dos gallos que estaban peleando por hacerse con el mando de su gallinero y, al fin, uno venció al otro. El vencido, entonces, decidió ir a refugiarse tras un matorral, mientras que el orgulloso vencedor se subió a una tapia alta y se puso a cantar con gran estruendo.
Armó tanto alboroto que terminó llamando la atención de un águila, la cual se le echó encima y le dio muerte. Y, desde entonces, el gallo perdedor de la pelea se convirtió en el nuevo rey del corral.
«A quien hace alarde de sus propios éxitos, no tarda en aparecérsele quien se los arrebate»
Esopo