Se acerca el verano y, a toda urgencia, es cuando comenzamos a preocuparnos de nuestra piel… Uno de nuestros órganos más grandes, barrera imprescindible con el exterior, que parece sólo ocupar un lugar preponderante «por el qué dirán». Uno de lo síntomas clínicos más evidentes, son las descamaciones y sequedades de la piel (dermatitis), que se agravan durante la época estival, y principalmente, debido a que, en general, la mayoría de las personas ingieren poca agua; y estamos cansados de repetirlo, el cuerpo necesita su dosis de agua todos los días del año, no sólo en verano.
Por ello, los científicos han estudiado la relación existente entre las alteraciones de la piel, y la aportación de ácidos grasos esenciales, bien por vía tópica o bien por vía oral. Deberíamos de saber, que los ácidos grasos no pueden ser sintetizados por nuestro cuerpo, y deben de obtenerse a través de nuestra dieta diaria. Existen dos tipos de ácidos grasos esenciales: los omega-6 y los omega-3; a partir de los cuales va sintetizando derivados que suponen importantes funciones para la conservación de una piel sana. Dentro de los ácidos grasos omega-6, entre los que destaca el ácido linoleico (el más abundante en la epidermis) y las ceramidas; y entre ellos, forman una sinergia para mantener la capacidad de la piel a la hora de ejercer su función de barrera con el exterior y, además, mantenerla con un contenido adecuado de agua. Por otro lado, con los ácidos grasos omega-3 (sólo son un 2 % de la epidermis), juegan un papel importantísimo en la prevención, o no, de la inflamación de nuestra piel; ácidos grasos omega-3 son el aceite de lino, aceite de borraja, aceite de onagra, germen de trigo, rosa mosqueta, etc.
En el estudio, los científicos terminaron determinando que la ingesta de ácidos grasos omega-3, y por ello su presencia en la piel, puede contribuir a fotoprotegerla, mediante el equilibrio entre los mediadores de la inflamación, la inmunidad y los antioxidantes. También, y mediante aceites vegetales vírgenes (asegurándose de que sean aceites vegetales de primera presión en frío, lo que garantiza que no se encuentran alterados por el calor), se pueden aportar las cantidades necesarias de ácidos grasos esenciales que necesita nuestra piel.