Como siempre, y una vez que se vislumbra el invierno, sobre todo cuando el frío comienza a aparecer, tocan a arrebato «nuestras» autoridades sanitarias para enfocarnos hacia la campaña de vacunación de esta nueva temporada: ¡¡qué viene la gripe!! Todo está a favor para que, cualquier persona, y sobre todo niños y mayores de 65 años, pase por el consultorio a que le inyecten la tan alabada y bendecida vacuna del año. Pero… ¿Es la vacunación el método más eficaz para prevenir la gripe y, por tanto, no padecerla? Año tras año, el virus de la gripe (o mejor dicho “los virus”, puesto que parecen que vienen en grupos organizados) parece que siempre se encuentra por delante de la vacuna. Aunque los científicos preparen una buena vacuna, aunque la red de vigilancia de la enfermedad sea cada año más numerosa y aunque cada año se destine más dinero en extender la campaña de vacunación… el virus que, como cada año nos cuentan, es más astuto, más contagioso y más agresivo, y, por lo tanto, siempre gana.
Claro, pero lo que no nos cuentan, es que cada año sobre 3.000 personas mueren, en España, por culpa de la gripe. Y de ellos, la mitad se había vacunado, creyendo que con ello estaban protegidas. En serio, el 52 % de quienes mueren se habían vacunado obedientemente, pero no les sirvió de nada. A lo que hay que añadir que los propios médicos, en España, esos mismos que aconsejan vacunarse, no lo hacen; sólo un 16 % de los médicos y un 11 % de los ATS se vacunan, pese a que son población de riesgo y la recomendación oficial es que lo haga el 100 %. Con lo cual, casi se podría acuñar un mantra con la frase de que, la vacuna de la gripe es uno de los mayores fiascos de la medicina moderna.
En primer lugar hay que tener en cuenta, que el virus de la gripe que ataca todos los años no es un solo virus (existen hasta unos 300 virus distintos); además, los virus no dejan de mutar, no ya de año en año, sino incluso más veces a lo largo de una sola temporada. Luego está el tiempo desde que hacen la previsión hasta que se facilita la vacuna; todos los años, los expertos de la OMS recopilan los datos procedentes de 110 centros centinela de vigilancia epidemiológica de la gripe repartidos por todo el planeta e intentan predecir cómo será el virus de la próxima gripe estacional, y luego eligen los antígenos que van a formar la vacuna en cuestión (esta decisión, en un país del hemisferio Norte, se toma todos los años en febrero y afecta a la vacuna del año siguiente). Otro punto, además, y muy importante, y que es un gran desafío científico, es que debe de contarse con un buen virus para fabricar una vacuna; es decir, que sea concordante con los que se espera que circulen el año siguiente, que pueda aislarse y cultivarse en gran cantidad para la producción de las vacunas y, también, que esté disponible para cuando comiencen la campaña de vacunación. Y, para terminar, la eficacia de la vacuna de la gripe va disminuyendo a medida que una persona se va vacunando en años sucesivos. Y ahora, que cada cual tome la mejor decisión para con uno mismo y los que están bajo su responsabilidad.