Una resolución judicial, contra la que no cabe recurso, pone fin a un caso que ha tenido una extraordinaria difusión en redes sociales y en los medios de comunicación, como consecuencia de la divulgación promovida por la acusación particular, cuya tesis ha sido rechazada en su totalidad. Y es que la Audiencia Provincial de Valencia ha confirmado, por sentencia de 19 de Junio de 2018, la absolución de José Ramón Llorente López de los delitos de intrusismo y homicidio imprudente por el fallecimiento de un paciente oncológico al que recomendó unas dietas complementarias al tratamiento médico.
La acusación particular siempre sostuvo que el naturópata absuelto se había hecho pasar por médico (sin serlo) y que había prescrito un tratamiento médico frente a la leucemia que padecía su hijo, induciéndole a abandonar el tratamiento convencional que se le había prescrito (quimioterapia y trasplante), a consecuencia de lo que finalmente falleció. Sin embargo, la sentencia de la Sala considera como hechos probados que José Ramón Llorente López ofrece sus servicios en el ámbito de la Medicina Natural y Ortomolecular, pero que no se anuncia como médico titulado; que no realizó actos propios de la profesión médica, ni prescribió tratamiento médico alguno; que aconsejó una dieta y complementos alimenticios para fortalecer el organismo frente a la enfermedad y los efectos secundarios del tratamiento, aconsejando al enfermo que no lo dejara y que, en todo caso, se advirtiera a los médicos del Hospital de la dieta recomendada por si pudieran existir contraindicaciones.
La Audiencia Provincial de Valencia subraya, en la sentencia, que fue el propio enfermo, mayor de edad, reacio al tratamiento con quimioterapia desde el principio, quien lo interrumpió por decisión propia, sin que esa decisión fuera instigada o sugerida por Llorente. La Justicia ha tenido en cuenta los testimonios recabados en la causa de familiares y amigos, así como de los propios médicos del hospital que le trataron que corroboraron que la decisión de abandonar el tratamiento fue del paciente, resultando infructuosos todos los intentos para convencerle de lo contrario.
Y es que en pleno siglo XXI, seguimos sin querer escuchar (porque oir se oye y mucho) a los enfermos que hacer y que no hacer con su enfermedad. Nadie quiere hacer eco de los estragos y muertes que causan los tratamientos médicos; sin embargo, cuando un paciente (hay que serlo, y mucho, en esta sociedad actual) decide abandonar lo «impuesto», enseguida se enciende la «maquinaria» propagandística e interesada de ciertos sectores que sólo tienen como respaldo el dinero que genera la enfermedad. A ver ahora, quien resarce el daño causado al denunciado y ahora exculpado… Insultos, desacreditaciones, presión social, incluso calificativos de asesino que serán «olvidados». Para evolucionar hay que aceptar, aunque eso sea bastante difícil de asumir.