Aquí al lado hay tantas cosas que desconocemos…; casi tantas como las que no nos cuentan. Y es que Portugal es reconocida mundialmente como «la meca» en la despenalización de las drogas. Allá por el año 2001 (aunque Portugal no fue el primer país en hacerlo, ya que Uruguay lo hizo en el año 1974; pero en Portugal dieron el paso crucial de combinar su despenalización con otras medidas destinadas a reducir los daños asociados con el consumo de drogas) se despenalizó la posesión de pequeñas cantidades de sustancias, incluidas las drogas duras (como la heroína y la cocaína), y priorizó la salud y los derechos humanos de las personas que se drogan antes que castigar por ello.
Todo, más o menos, comenzó durante la década de los años 70 del siglo pasado, al poco de salir de su dictadura, cuando tasas sumamente altas en el consumo de drogas, sobre todo las inyectables como la heroína, hicieron que en poco tiempo, uno de cada ocho adultos en Portugal se volviese adicto a la heroína. Ello desencadenó que en la siguiente década, la de los años 80, la hepatitis viral y, finalmente, el VIH se convirtieran en problemas muy graves; llegando a alcanzar las muertes por SIDA su punto máximo en 1996 con 561 muertes. Ello llevó al gobierno portugués a establecer su primer programa de intercambio de agujas en 1993 y, ya en el año 2001, a adoptar el enfoque radical de despenalizar la posesión de pequeñas cantidades de todas las sustancias, incluidas la heroína, las metanfetaminas y la cocaína. Lo que derivó, en que el uso de dichas sustancias se trasladó sustancialmente (aunque no del todo) del ámbito de la justicia penal al de la atención médica y los servicios sociales.
Y llegadas estas fechas, desde Portugal, las estadísticas llegan para demostrarlo. Así, y según la ONUSIDA, el porcentaje de nuevas infecciones por VIH en Portugal cayó un 45 % entre los años 2010 y 2016. Para 2016, solo el 1,5 % de las nuevas infecciones por VIH en el país estaban asociadas con el uso de drogas inyectables. Eso se debe en parte a la caída general en el uso de drogas inyectables, y también porque, según ONUSIDA, alrededor del 92 % de los usuarios de drogas inyectables en Portugal emplean prácticas seguras de inyección. Quizás lo más sorprendente es que el consumo de drogas en Portugal, según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, ahora está muy por debajo del promedio europeo. La experimentación con las drogas por parte de la población juvenil no se ha detenido por completo, pero las estadísticas muestran que menos personas continúan usando drogas después de probarlas. El uso de drogas inyectables en particular, ha disminuido drásticamente en comparación con antes de 2001; y, por ello, las muertes por sobredosis también disminuyeron, de 80 muertes por causas relacionadas con las drogas en 2001 a solo 16 en 2012.