Visto desde un punto de vista holístico, tendemos a pensar y decir, que la ira es un problema ¿cierto? Pero la ira no es el problema, es lo que haces con tu ira lo que se vuelve problemático. Puede ser una herramienta para aprovechar en tu vida o puede ser un arma que violentamente lo destruirá todo. Y dentro de la sociedad actual, está aceptado, y aconsejado, el reprimirla; sin embargo, lo que no debemos hacer es refrenar nuestra ira, ya que la ira reprimida casi siempre regresará, y de la forma más destructiva para con nosotros. Navegando por la red, encontré un artículo donde nos cuenta sobre los cuatro tipos de ira saludable.
– La ira compasiva, con la que se trata de buscar justicia para un mejor sistema; no sólo para ti sino también para otros. Es una comprensión profunda de que todo está conectado, y una comprensión aún más profunda de que su enojo es una respuesta saludable a la injusticia. Por ello, lo sensato sería canalizar esa ira en las formas en que puede usarla para ayudar, en lugar de castigar a los demás. Es decir, en vez de actos violentos y ofensivos de ira vengativa para satisfacer a tu ego, utiliza y practica actos no violentos y defensivos de ira compasiva por una causa mayor que la tuya.
– La ira vulnerable, que es volátil e irracional; ira congelada y rabia reprimida. Típicamente asociada con una mentalidad estrecha de mente codependiente. Es auténtica y está en deuda con la causa y el efecto; es suave y maleable, resistente y robusto. Es transformativa. Cuando somos vulnerables con nuestra ira, se resuelve y nos llena de coraje para actuar; sin embargo, cuando somos invulnerables con nuestra ira, no se resuelve y se reprime al tiempo que nos llena de angustia reactiva.
– La ira moral, es el tipo de ira justa que se voltea sobre las mesas como lo hizo Cristo contra los banqueros codiciosos; el tipo de ira sagrada que preferiría vivir una dura vida de libertad que una vida fácil de esclavitud. Se siente profundamente en el corazón y el intestino, es una respuesta saludable a la acción inmoral. Por ejemplo, no debería esperarse que permanezcamos contentos y felices ante el genocidio, el ecocidio, la violación y la esclavitud; por el contrario, debemos ser impulsados hacia la ira justa.
– La ira consciente, es un camino hacia la resiliencia emocional y una inteligencia emocional más alta. Ser conscientes de nuestra ira es practicar la meditación con atención plena, como un acto de permitir que la ira aflore deliberadamente para que pueda examinarse y liberarse de manera productiva antes de que se vuelva tóxica. Honra las heridas del pasado en el presente alquímico, para que puedan convertirse en la sabiduría del mañana.
Al final del día, la ira es una herramienta; aunque sea volátil. Al igual que la forma en que un artesano practica con una sierra de mesa peligrosa para mejorar su oficio, un artesano del alma practica con enojo peligroso para mejorar su vida. Cuanto mejor logremos usar la herramienta, mejor será nuestro arte. Para ello será necesario exhalar el fuego de la ira para que podamos respirar el combustible de la vida.