A la mayoría de las personas que trabajan pensando que las vacaciones van a ser la cura de los males que padecen en su puesto de trabajo, suelen comprobar que una cosa es el estrés postvacacional y otra, muy distinta, el estar quemado. Y es que la primera es una cuestión de ajustes y desajustes tras el período vacacional y otra, mucho más seria y peligrosa, es la que desemboca en una de las más graves y muy frecuentes complicaciones por estrés en el trabajo (denominado en inglés como el síndrome del «burn-out»/»estar quemado»).
Este síndrome en una de las formas más agudas del sufrimiento en el trabajo (no olvidemos que uno de cada cuatro trabajadores europeos reconoce estar estresado), sobre todo en estos últimos tiempos en que el exceso de trabajo y la presión por los resultados se viene dando por general (aunque se observa más en grandes empresas que en las pyme). Para muchos expertos en el tema, el agotamiento por «burn-out»/»estar quemado», todo comienza desde un principio en la falta de motivación en el trabajo, para después, y poco a poco (en ocasiones se tardan diez años en alcanzar el estadio terminal), ir atacando y conquistando todos los campos de la vida del afectado. Los primeros signos suelen comenzar con la aparición de una fatiga, que poco o nada mejora con el reposo, frecuentes dolores de cabeza, problemas digestivos, problemas de sueño, incluso síndromes gripales prolongados o repetidos; sin olvidarnos de algo muy importante como las alteraciones alimentarias, con un aumento del consumo de tabaco y de alcohol. Quizás resumiendo, sería tener la sensación de que nuestro cuerpo no nos responde y, a la vez, nos encontramos con grandes dificultades ante cualquier esfuerzo físico menor.
«Es el resultado de un estrés demasiado intenso, es una enfermedad grave. Se trata de un agotamiento de los recursos del individuo, caracterizado por el malestar ligado al roce con el otro y al desgaste de la relación que ello conlleva. Frente a este agotamiento, que jamás se ha sufrido, se aprecia una gran desigualdad individual ante la enfermedad, su evolución y su tratamiento. También se caracteriza por la ausencia de sentido, que el individuo busca constantemente», manifiesta el doctor François Baumann, fundador de la Sociedad de Médicos Terapeutas, profesor de la Universidad de París y miembro del comité científico internacional de la UNESCO. La solución pasa por una visita al médico para determinar si se padece este síndrome, para posteriormente determinar el tratamiento y, si procede, dejar de trabajar; aunque ello suele derivar en medicamentos psicotrópicos de tipo antidepresivo, hiponóticos o ansiolíticos y algo psicoterapia de apoyo. Sin embargo, desde nuestra parte, te recomendamos vigilar la dieta y los alimentos que comes (ya lo dicen desde hace milenios: somos lo que comemos) y, si lo crees necesario, suplementar tu alimentación con un suplemento nutricional adecuado, así como aventurarte en algún tipo de coaching (como por ejemplo el Coaching Floral, que incide en la reprogramación de tu conducta y tu cuerpo a nivel de carácter) para lograr un mejor orden en tu mente.