La mayoría dirá que no, que estamos confinados en casa, ¿verdad? Claro está, que si las tropas/ejércitos no los vemos en un campo de batalla disparándose, no lo vamos a reconocer. Sin embargo, yo afirmo que estamos en una guerra; posiblemente la Tercera Guerra Mundial. Creo, que lo único que queda, para denominarla como guerra, definir más exactamente quienes son los participantes y el verdadero motivo de la misma.
Pero si quieres te voy a aclarar un poco el pensamiento que puedas tener acerca de estos hechos. Hasta ahora, para definir cuando en un lugar estaban en guerra, una persona se hacía las siguientes preguntas:
¿Cuándo hay guerra hay tropas en las calles?
¿Cuándo hay guerra existe un pánico masivo?
¿Cuándo hay una guerra se declara una ley marcial y se dice a las personas que cierren puertas y ventanas durante un tiempo de meses o años?
¿Cuándo hay una guerra los «líderes» mundiales dicen a sus pueblos que el enemigo es quien tiene la responsabilidad de lo que sucede?
Pues está muy claro, ¿verdad? La respuesta es sí para todas las preguntas; por lo que el resumen es que sí estamos en una guerra. Distinta, pero no deja de ser una guerra.
Desde hace décadas, el país que más guerras ha fomentado en nuestro planeta, son los Estados Unidos. Y para ello, sus políticos han utilizado la metáfora de la guerra para obtener el apoyo de sus ciudadanos para sus propuestas políticas. Y es que siempre que un presidente de los Estados Unidos pretende declarar una guerra a algo (por ejemplo la «guerra contra la pobreza» de Johnson, la «guerra contra las drogas» de Nixon o la «guerra contra el terror» de Bush), los pasos que efectuan son los siguientes:
– miles de millones de dólares gastarán
– la burocracia del gobierno aumentará
– los derechos del ciudadano promedio disminuirán
– y, por supuesto, la «cosa» contra la que se está luchando ganará fuerza
Hay que tener claro, que lo mismo que la Primera Guerra Mundial, con sus ametralladoras y tierra de nadie y bajas inimaginables, fue completamente diferente a cualquier guerra que nadie haya visto antes; que lo mismo que la Segunda Guerra Mundial, con sus tanques y bombarderos y la guerra submarina y las bombas atómicas y los objetivos civiles, era diferente a cualquier guerra que nadie haya visto antes; lo mismo va a suceder con la Tercera Guerra Mundial, que va a ser completamente diferente a cualquier guerra que alguien haya visto antes. Estamos ante lo que muchos analistas y militares denominan como una guerra híbrida; un tipo de guerra irregular que combina la guerra convencional (armas y bombas en campos de batalla) con una serie de otros métodos de ataque (guerra cibernética, operaciones de desinformación, campañas de desestabilización política y cualquier otra cosa que pueda socavar o desestabilizar a un enemigo en tiempos de conflicto).
Y atendiendo a la multitud de noticias y desinformaciones con las que día tras día nos atiborran, no es difícil centrar el principal motivo de esta guerra híbrida a las relaciones actuales entre Estados Unidos y China, ¿cierto? Sin embargo, y bajo mi humilde punto de vista, la verdadera batalla está siendo entre los banqueros y los posibles ingenieros sociales, y el resto de la humanidad. Tan solo hay que mirar en qué dirección las tropas/ejércitos apuntan con sus armas y encontrarás quién es su enemigo, ¿hacia dónde apuntan con sus armas en país y en otro país? La respuesta no te va a gustar: a sus propios compatriotas. Y es que mientras que tan solo hace unos meses, las protestas y manifestaciones eran generalizadas en distintas partes/países el mundo, a las que se dedicaron horas y horas de informativos, ahora un país tras otro país declara ilegales las reuniones de más de 10 personas. Es una guerra, distinta sí, pero una guerra que libran, por un lado, los poderes gubernamentales, militares, financieros y corporativos contra, por otro lado, las masas de la humanidad que se opondrían a ellas. Y esto está sucediendo en este momento porque a los ojos de los autoritarios, nosotros somos el enemigo.