Imaginaros que en vuestro negocio, tenéis la ¿suerte? de tener una o varias personas, que os gestionan y/o dirigen el mismo. Imaginaros que las cosas se vuelven un poco del revés y, por ello, esas personas encargadas de vuestra empresa, comienzan a hacer cosas que, ante vuestros ojos (y resultados) parecen dar sus frutos: despiden a trabajadores, rebajan los salarios, recortan en los productos a comercializar, etc, etc.
Vosotros, como os sigue llegando la misma cantidad de ingresos, pensais que son situaciones coyunturales y pasajeras que, por cierto, vosotros no habeis provocado, y, por ello, ni os preocupais ni opinais. Además, veis como otras empresas de alrededor, incluso de la competencia, van cerrando. Y, ése hecho, os afianza aún más en la creencia de que vuestro negocio y esos «ajustes», son los adecuados.
Eso sí, vuestros directivos cada vez pasan más tiempo lejos de la empresa (alegan que hay que ir hacia otros mercados con vuestros productos). Ello supone aumentar la producción para competir con productos de una nueva competencia que hace las cosas más baratas y mejor. Con menos trabajadores, sólo queda que adquirir nueva maquinaria. Pero, como no hay liquidez (cada vez se cobra más tarde, excepto vosotros, los dueños), hay que acudir a los bancos a por créditos para crecer más… El banco, como cada vez cuenta con menos clientes «importantes», os abre las puertas del crédito. Una y otra vez. Más dinero y más plazos. Cada vez más pequeños los pagos, pero cada vez más largos de amortizar. Son años y años…
Total que, un día y de repente, os enterais que debeis (bueno, vuestra sociedad nos imaginamos) más de lo que producireis en unos cuantos años. Que vuestros bienes, aparte de que cada vez menos valorados, casi nadie puede permitirse el adquirirlos. Que, echando números, y sin haber movido un dedo, habeis hipotecado a vuestra familia, y herederos, por varias generaciones…Por ello, y tras una gran idea de otro directivo de vuestra empresa os sugiere la idea de emitir unos pagarés, a cierto porcentaje. Estos pagarés, claro, a pagar a varios años vista. Haceis una buena y económica oferta por esos bonos y, mucha gente confía con sus ahorros y comienza a adquirirlos.
Pero, pasan los años y llega la época del vencimiento. No hay dinero para abonar esos pagarés y sus dividendos. Vosotros sin dinero, y los inversores también. Eso sí, vuestros directivos se «marchan» en desbandada y, ellos, parece ser que no tienen problemas de liquidez. Encima, ahora, hasta os reclaman su propia inversión… ¿Qué habriais hecho con esas personas? ¿Qué habriais hecho con vuestra empresa?
Os lo recordamos, en España la deuda pública ya está por encima del billón de euros. Y continúa aumentando. Casi la tercera parte, vence a medio y largo plazo. Más de 725.000 millones de euros que ¿quién va a tener qué pagar? ¿Y los responsables? Nosotros, lo tenemos claro, ni nos han preguntado antes, ni nos preguntarán después. Pero, la deuda, hay alguien que querrá cobrarla y, quienes la generaron (os apostamos algo), se pondrán a silbar. Por cierto, y si no hay riesgos, ¿Por qué no nos consienten, al resto de los mortales, a hacer lo mismo?