Llega el tan ansiado período vacacional para la mayoría. Aunque, si no le dedicamos un tiempo, seguramente, no será tan fructífero como esperábamos. ¿Por qué? Bueno, en principio, habrá que diferenciar si tenemos pareja o no; y si, además de la pareja, nos acompañarán nuestros hijos. Todo cambia, y cuando somos más de uno, todo cambia en proporción a ese número.
En principio, y lo principal, vamos a tratar de que ese período tan esperado (desde hace un año en la mayoría de los casos), no se convierta en algo que no haya hecho en pensar lo típico: para ésto, mejor me hubiera quedado en casa. Aunque, en este post, me voy a referir a la personas que disfrutarán de sus vacaciones en compañía o pareja.
En primer lugar, vamos a poner la atención e intención, en el hecho de ¿para qué? nos vamos de vacaciones. Es importante recordarlo. No todos tenemos la misma visión para ese ansiado viaje y, aunque como poco, seremos dos personas, pues resultará más efectivo y clarividente el hablar y diseñar el contenido de nuestro viaje o vacaciones. Lógicamente habrá que tener en cuenta, que hemos hecho como pareja durante los anteriores meses. Si tenemos la suerte de tener dias para los dos, si casi no nos vemos durante la semana, si el fin de semana hacemos algo por nuestra relación… En segundo lugar, y por muy sencillo que nos parezca, a veces no resulta tan simple el pasar de una actividad normal diaria, a pasarnos horas sin tener nada que hacer. Por lo tanto, es importante el tenerlo en cuenta. Quizás a uno le guste seguir madrugando y al otro disfrutar un poco más del sueño mañanero.
El día, que en nuestro frenesí habitual, parece que no da tiempo para mucho, en unas vacaciones conviene recordar que vamos a disponer de 24 horas igualmente. La única diferencia, es que haremos con todo ese tiempo. Nos puede dar para mucho, si planificamos con suficiente antelación como acomodarlo, para nuestro disfrute y acompasarlo, con los gustos de cada uno. Dedicamos mucho tiempo a elegir el lugar y el hotel, pero bastante poco el como utilizaremos nuestro tiempo en pareja.
También cabe reseñar el alojamiento que hayáis decidido. No es lo mismo soñar con un resort de lujo y llevar a cabo las vacaciones en un camping. Debemos de estar preparados para vivir situaciones distintas al día a día. Y, si sabemos afrontarlas, ese hecho diferencial, puedo marcar las diferencias entre unas buenas y unas excelentes vacaciones. Cabe recordar, que es la rutina, la principal queja de cualquier pareja y, por ello, ciertos imprevistos, y con tiempo, pueden servirnos para establecer una más y mejor relación. Un pinchazo del vehículo, puede aportarnos tiempo para hablar, para planificar, para decidir que hacer en base al contratiempo. Importante es no utilizarlo para discutir. Un poco de coaching en pareja, siempre resulta beneficioso para ambas partes.
El pasear por los lugares que visitamos y entablar conversaciones con otras personas, pueden darnos lugar a abrir nuestra percepción del otro y, por ello, entender el modo de vida local y sus habitantes. No todo tiene que girar en torno a nosotros. Somos visitantes, y debemos de aprender a respetar y aceptar otros tipos y costumbres de vida.
De poca ayuda nos servirá el lanzar inquinas con respecto al carácter de nuestra pareja. Si queremos que todo fluya y mejore, debemos de ser capaces de ser más tolerantes con el otro. Y, si es posible, observarlo mucho más al inicio de las vacaciones. Hay que recordar que de pasar unas horas juntos al día, vamos a compartir las 24 horas y en un lugar que, normalmente, no conocemos. Salir de nuestra zona de confort, si lo tomamos como aprendizaje y mejora, nos servirá como afianzamiento en vez de como distanciamiento.
Otro punto importante, va ser las tecnologías que nos suelen acompañar en el día a día (smartphones, ordenador, cámara de fotos, redes sociales…). Muchos deciden desconectar del todo y, a veces, no hay porque ser tan drástico. Mejor será ponernos unos límites y tener tiempo, ¿por qué no?, para compartir con nuestras amistades y nuestros familiares de como marchan nuestras vacaciones. Un poco de orgullo subido, por los comentarios de quienes están en su casa o trabajando, nos puede dar a pensar y agradecer el hecho de tener y disfrutar de vacaciones en un lugar nuevo.
En fin, que hemos de dotar a ese período vacacional, como una oportunidad para disfrutar de con quien hemos decido compartir nuestra vida en compañía. Y no como principio básico y frecuente, para sacar a relucir trapos sucios dentro de nuestra relación. La ropa lavada y secada con tiempo, sobre todo al sol, sienta mucho mejor que la sucia y sudada ¿verdad? Pues a disfrutar y disfrutar. Felices vacaciones en pareja.