Nos llega una noticia importante sobre el colesterol, y que hemos corroborado a través de The Washington Post, en la que el Comité Asesor de Pautas Alimentarias, del Departamento de Agricultura del Gobierno de los Estados Unidos (USA), que se encarga de actualizar las directrices cada cinco años, declaró en sus conclusiones para este 2015: «Anteriormente, las pautas alimentarias para los estadounidenses recomendaban que la ingesta de colesterol se limitara a no más de 300 mg/día… Desde ahora no presentará esta recomendación, porque la evidencia disponible no muestra una relación apreciable entre el consumo de colesterol en la dieta y el colesterol en sangre, todo ello en consonancia con la AHA/ACC (Asociación Estadounidense del Corazón/American College of Cardiology)«
Tras casi 40 años de advertencias gubernamentales sobre el consumo de colesterol, y según creen estos expertos, el mayor peligro en este sentido no radica en la ingesta de productos como huevos, camarones o langosta (que son ricos en colesterol); sino en comer demasiadas porciones de alimentos pesados con grasas saturadas, como carnes grasas, leche entera y mantequilla. Esta nueva visión sobre el colesterol en los alimentos, no revierte las advertencias sobre los altos niveles de colesterol «malo» en la sangre, que se han relacionado con enfermedades cardíacas; además, algunos expertos advirtieron que las personas con problemas de salud particulares, como la diabetes, deberían seguir evitando las dietas ricas en colesterol.
El colesterol ha sido una constante en las advertencias dietéticas dentro de los Estados Unidos al menos desde 1961, cuando apareció en las pautas desarrolladas por la Asociación Estadounidense del Corazón. Más tarde, y adoptado por el gobierno federal, tales advertencias ayudaron a cambiar los hábitos alimenticios; sirva como ejemplo, que el consumo de huevo per cápita cayó alrededor de 30 %. Sin embargo, e incluso hoy después de más de un siglo de investigación científica, los científicos están divididos, ya que algunos nutricionistas dijeron que hace mucho tiempo que debían eliminar la advertencia sobre el colesterol, señalando que Estados Unidos está fuera de paso con otros países, donde las pautas dietéticas no distinguen el colesterol; por el contrario, otros recomiendan mantener una advertencia.
La mayoría de nuestro colesterol es producido por el hígado. Por ejemplo, el cerebro está compuesto principalmente de colesterol, ya que es esencial para que las células nerviosas funcionen. Así mismo, el colesterol es la base para la fabricación de todas las hormonas esteroides, incluidos el estrógeno, la testosterona y los corticosteroides. Un índice alto de colesterol en el cuerpo, es una indicación clara que muestra que el hígado del individuo goza de buena salud. Los estudios demuestran, sin lugar a dudas, que el colesterol no causa enfermedades del corazón y no detendrá un ataque cardíaco; sirva el dato de que la mayoría de las personas que tienen ataques cardíacos tienen niveles normales de colesterol. Nuestro cuerpo necesita 950 mg de colesterol para el metabolismo diario, y si el contenido de grasa es menor en nuestros alimentos que comemos, nuestro hígado tendrá que trabajar más para mantener el nivel en 950 mg. Sólo el 15 % de nuestro colesterol provienn por la comida que ingerimos. Según el Dr. George V. Mann, director asociado del estudio Framingham para la incidencia y prevalencia de la enfermedad cardiovascular (ECV) y sus factores de riesgo, afirma que: «Las grasas saturadas y el colesterol en la dieta, no son la causa de la enfermedad coronaria. Ese mito es el mayor engaño del siglo, quizás de cualquier siglo».