En un reciente estudio, publicado en la revista Nature (Dietary salt promotes neurovascular and cognitive dysfunction through a gut-initiated TH17 response. Nature Neuroscience. Mayo 2018.), se cita que el abuso de sal aumenta el riesgo de hipertensión y de enfermedades cardio y cerebrovasculares, como ya se sabía; pero también añaden que el deterioro cognitivo, incluida la demencia, señala que es debido a la elevada ingesta de sal común, esa que tenemos en el salero.
Como muchos otros, se afirma que la dieta es un potente factor a tener en cuenta en la salud cognitiva, ya que influye en ella tanto para bien como para mal. Por ello cabe señalar, por nuestra parte, que no es lo mismo la sal común o refinada (es decir, dos veces muerta) que si ingerimos algo natural como el agua de mar. Pues bien, los investigadores alimentaron a un grupo de ratones, con lo que sería el equivalente a 6.000 mg de sal sódica diarios en una dieta para personas, par ver qué sucedía. Y tan solo unas semanas después, observaron que los ratones que habían sido alimentados con una dieta rica en sal presentaban dificultades para realizar algunas pruebas de memoria, como encontrar la salida del laberinto.
Es por ello que los investigadores señalaron que los efectos nocivos de la sal sobre el cerebro, son independientes del incremento de la presión arterial, que es el principal inconveniente que hasta ahora se había confirmado. Por tanto, la alta ingesta de sal es suficiente, por sí sola, para alterar la función cerebral. Por ello conviene que, si padeces algún síntoma de los referidos, te acerques a visitar a un médico y que hagas, con toda la tranquilidad y seguridad, por hacer la prueba con el agua de mar para sustituir la sal común; notarás la diferencia en el sabor y en la salud. ¿Qué prefieres, algo natural o algo refinado?