desayuno inteligente
Todos sabemos que el desayuno es la principal comida del día ¿verdad? Por lo que llevarlo a cabo o no, marcará la diferencia entre un buen o un mal día. Además, desayunar o no hacerlo, nos aportará efectos a largo plazo…
Según los expertos, un correcto desayuno saludable debería de incluir hidratos de carbono (pan, cereales), lácteos y fruta. También sería aconsejable incluir alimentos ricos en proteínas (huevos, queso). Sin olvidarnos de incluir agua. En cuanto a la ingesta de bollería y dulces, deben de limitarse; aunque mejor no incluirlos. A lo que habría que sumar, el realizar el desayuno de una manera tranquila y relajada (sin prisas).
Total, que con el actual ritmo de vida actual, se nos antoja un poco complicado el llevar un desayuno correcto y saludable. Correcto en cuanto a la variedad y tiempo; y saludable, en cuanto a la calidad de los productos. Por lo que, nosotros, tenemos algo que proponerte… Así, algo correcto y saludable, se convierte en un DESAYUNO INTELIGENTE.
Luego habría que diferenciar, y claramente, entre dos tipos de personas: las que desayunan y las que no lo hacen.
Si comenzamos por quienes NO DESAYUNAN, tendríamos que recordarles que es un mal hábito y que, a la larga, tiene sus consecuencias. Aunque durante un solo día ya se manifiestan los problemas. Seguramente, la mayoría de las personas no pasan más de ocho horas desde que se despiertan hasta la hora de la comida ¿Cierto? Pues eso, normalmente, es lo que sucede desde que nos acostamos hasta que nos levantamos de dormir. Al pasar tanto tiempo sin ingerir comida y, por lo tanto nutrientes, nuestro principal combustible, la glucosa, habrá descendido o desaparecido; por lo que nuestro cuerpo se verá obligado a consumir otras reservas energéticas. Y, es ahí, donde comienzan los problemas.
Mientras nos estiramos y bostezamos, las neuronas ya están preguntándole a la sangre por la cantidad disponible de glucosa. Y, la sangre, suele responder que tiene reservas para 15 ó 20 minutos. “¿Nada más?” Es el cerebro el que exclama al observar la escasa cantidad que queda y, por ello, le pregunta al hígado de si él dispone de reservas. “Sí, pero sólo, y como mucho, para 25 minutos”, responde el hígado. Durante esos 45 minutos, el cerebro nos ruega que nos pongamos a desayunar. Al no hacerlo, el cerebro, da la orden de “Economizar, economizar”. Mientras tanto, la cortisona, ejecutará los mecanismos necesarios para que las células, músculos, ligamentos de los huesos y el colágeno de la piel, dejen salir las proteínas que contienen para que sean enviadas al hígado y, éste, las convierta en glucosa para enviar hacia la sangre. Y, así continuará, hasta que se realice una ingesta de alimento.
Ahora nos toca acerca de las personas que SÍ DESAYUNAN. En éste caso ya se denota mucha más inteligencia para con sí mismos, pues nuestro cuerpo está formado por trillones, si por trillones de células. A veces, tendemos a pensar, y con egoísmo, que sólo existimos nosotros, es decir, uno sólo. Sin embargo, nada más despertarnos 100 trillones de células nos demandan nutrientes para seguir con su normal funcionamiento. Y claro, no es lo mismo alimentar a nuestras células que nutrirlas. Y es por ello, que dentro de las personas que desayunan podemos dividirlas entre quienes lo hacen de una manera eficaz y entre quienes sólo es un hecho más en la vida diaria.
Así, la mayoría suelen comenzar el día con un café con azúcar y una tostada con mermelada. O sea, nuestro cuerpo nos demanda nutrientes y, la mayoría, le dan ¡¡azúcar!! ¿Sabes dónde lleva esto? Pues elevando el nivel de azúcar en la sangre, fuerzas a tu páncreas a producir más insulina. La insulina quita el azúcar de la sangre, pero la convierte en grasa; por lo que al bajar el nivel de azúcar en sangre, sientes hambre, debilidad o fatiga. Ése hambre va en busca de carbohidratos (chocolate, café, dulces, galletas, zumos, etc) y vuelves a subir el nivel de azúcar en la sangre. Entonces, nuevamente el páncreas responde con una oleada de insulina. Y así, vas repitiendo el ciclo durante todo el día y vas desarrollando dependencias sobre los carbohidratos.
El aumento de la ingesta de los carbohidratos sobrecarga y debilita al páncreas, pudiendo llegar a producir diabetes, hipertensión y sobrepeso. Además, como ya sabrás, demasiada azúcar en la sangre va dañando los vasos sanguíneos. Esto te convertirá, poco a poco, en una persona con sobrepeso por el exceso de insulina, y también puede llegar a elevar el nivel de triglicéridos así como del colesterol. Y si te paras a analizar el porqué de este círculo vicioso, la respuesta es que en tu desayuno faltan nutrientes. Por ello, el desayunar a medias o incorrectamente, también nos lleva a aumentar los problemas.
Y, por fin, llegamos a nuestra propuesta… El DESAYUNO INTELIGENTE. Que conste que no es un invento nuestro, pero es algo que ya venimos realizando desde el año 2003. Y, lógicamente, nos preguntareis ¿en qué consiste este desayuno? Para resumirlo de forma breve, diremos que el DESAYUNO INTELIGENTE es el que nos proporciona todo lo necesario para nuestro cuerpo (nutrientes vitales y energía) sin que por ello eleve excesivamente el nivel de azúcar en la sangre. Además, por lo dicho anteriormente, nos permitirá tener el apetito bajo control reduciendo los antojos de carbohidratos (snacks, galletas, etc) y, muy importante, nuestro cuerpo utilizará las reservas de grasa para la obtención de energía.
Para continuar o saber más acerca del desayuno, puedes obtener más información acerca de como preparar tu propio DESAYUNO INTELIGENTE clicando aquí.
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