Cuando uno quiere algo… a veces no sale como quiere o pensaba. Ya se que, ayer, os había manifestado por aquí, que iba a continuar con mi blog y llevarlo a un lugar nuevo. También, que me iba a olvidar del antiguo y de lo allí escrito. Pero resulta, que ya he recibido mensajes de que algunas personas, sienten un cariño especial por alguno de aquellos post. Y, está claro, como quien lo pide es una bella e inteligente mujer, allá voy yo, raudo y veloz, a colmar sus deseos. Además, en este caso, es la persona quien me hizo llegar el artículo a mis manos y, por ello, escribir acerca de él. Voy a adjuntar una fotografía más actual, con el objeto, y así que estén más actualizadas estas palabras. Por cierto, ya que he sucumbido a la sugerencia, no pondré obstáculos en cumplir más, si me lo hacéis llegar o saber. Eso sí, antes de que elimine el antiguo blog. Espero os guste a más de quien hizo la sugerencia.
(publicado originalmente el 25/04/2013) Hace unos días tuve la suerte de recibir un regalo desde el otro lado del mundo… ¿Lo adivinais? Yo sí, ya que me habían avisado de que iban a enviarme «algo». Y, mucho antes de lo previsto, apareció el aviso en el buzón para pasar a recoger el paquete: un sombrero.
¿Un sombrero cualquiera? ¿Alguien puede decirme algo de él? Os puedo asegurar que si no viene acompañado de la nota explicativa por parte de la persona que me lo hizo llegar, yo también hubiera dicho lo mismo: un sombrero es un sombrero. Pero una vez leída la explicación me doy cuenta de que es un producto artesano y que se conoce en todo el mundo y desde hace bastante tiempo. Partiendo que las opiniones puedan venir de alguien entendido con el mundo del sombrero, quizás, muchos, ya puedan decidirse a hablar de que tipo es ¿cierto? La verdad, es que si no es por mi experto capilar, que me aconseja que no use este tipo de prendas, pues ponen en riesgo mi «melena», podría llevarlo tranquilamente. Otra cuestión a aclarar antes de decir su nombre, es que no tolera muy bien el agua, y, claro, como que no llueve casi nada donde vivo…
Pues bien, el nombre del citado objeto es sombrero de paja toquilla. ¿Todavía no caeis? No lo entiendo, es un objeto muy extendido y demandado en el mundo… ¿Qué tiene otro nombre? ¡¡Ah!! Cierto, es más conocido como sombrero panamá. Claro, como yo… cuando me lo dijeron yo también sabía «algo» del tema. Pero ¿sabeis todo acerca de él?
Lo primero que me llamó la atención es que la citada prenda no se fabrica en Panamá. No, se fabrica en Ecuador (de ahí me fue enviado, GRACIAS Verónica). Está declarado como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Fue popularizado por personajes de renombre ya desde comienzos del siglo XIX (quizás el más haya sido el presidente de USA Roosvelt), pero su popularidad se debió, principalmente, a su uso masivo por parte de los trabajadores que construían el Canal de Panamá (de ahí le quedó el nombre).
Sin embargo, en cuanto más fui sabiendo e indagando acerca del sombrero, lo que más tiempo me llevó es como algo tan importante para su país de procedencia, Ecuador (también se fabrica en México y Colombia), pueda ocurrir que al objeto se le conoce por el nombre de otro país. Si eso lo trasladamos a hoy día y al mundo del marketing, podríamos hablar de fallo en la estrategia. Y no porque eso haya llevado a perder todo lo que el citado producto proporciona a los ecuatorianos, sino porque puede llevar a que posibles compradores acaben adquiriendo el producto en otro lugar distinto al que nació. Y es algo que suelo recalcar a quien me pregunta: el nombre tiene mucha importancia (más de la que imaginamos). Y me explico, no ya sólamente desde el punto de vista de la «pegada» en que el nombre sea sonoro e internacional, sino que también nos permita trabajar en una estrategia adecuada a los canales predominantes hoy día: las plataformas digitales y sus redes sociales. Por ello, ubicar nuestra marca o nuestro nombre del producto que fabriquemos en las distintas plataformas es casi tan importante como el nombre en sí mismo. Es decir, tener un nombre y no poder utilizarlo en las redes sociales, puede ser nefasto debido a los motores de búsqueda o, también, nos llevará a un trabajo extra y complicado para darlo a conocer.
Hay que ser consciente del factor del nombre en todos sus aspectos, pero debemos de asegurarnos de que disponemos, en el mundo online, el campo libre para nuestra marca o producto. Desde el nombre del dominio, pasando por Facebook, Twitter, Pinterest, etc, etc. Una opción, y no muy utilizada, por personas y empresas de lugares que tienen la suerte de contar con una lengua propia (más o menos viva), es buscar ese vocablo dentro de ellas. Pues está claro, que pagar e investigar en lo externo cuando la diferenciación la tenemos en casa, nos hará perder mucho tiempo y recursos.
Muy lindo el artículo. Interesante! Toda una riqueza desconocida por mí. Saludos y que sigas bien!
GRACIAS María Angélica 🙂