Muchas veces encontramos en internet la horma del zapato que, al parecer, siempre sirve para los otros. Sin embargo, y mucho mejor es reírse de uno mismo. Hace poco encontré este texto (por cierto sin autor definido) en uno de los miles de muros de uno de mis amigos virtuales y, la verdad, no tiene desperdicio. No me retrata a mi (por suerte), aunque hace algunos años iba por el mismo camino. Que cada uno saque sus propias conclusiones particulares y, por supuesto, generales. No te pierdas la mejor definición para con la Industria Farmacéutica.
Comienza cuando llegan los 30 años, en los que «usted» tiene una depresión una tristeza muy persistente; entonces, te recetan fluoxetina… La fluoxetina dificulta su sueño, por lo que le recetan clonazepam, el rivotril de la vida… Y, claro, el clonazepam lo deja medio bobo al despertar y reduce su memoria… De modo que toca volver a visitar al médico y, él, se da cuenta de que «usted» aumentó de peso; por lo que te receta sibutramina, la cual te hace perder unos kilitos, pero por contra te da una taquicardia incómoda… De nuevo visita al médico y, además de la taquicardia, él se da cuenta que «usted» además de la «batidora en el corazón» también tiene la presión alta, y va y te receta losartan y atenolol, este último para reducir tu taquicardia.
Al poco tiempo ya tienes 35 años y ya estás tomando fluoxetina, clonazepam, sibutramina, losartan y atenolol. Y aparentemente adecuado, te prescribe un «multivitamínico»; pero como el médico no entiende nada de vitaminas y minerales, recomienda que «usted» compre un «multivitaminico de la A a la Z», en la farmacia, y como viene en cápsulas tiene casi nula absorción y casi no sirve para nada… Pero en las redes sociales, los «influencer» cuentan que este está genial. Entonces, «usted» se lo creyó y corrió a comprar. Lo siento…
Ya se te va un dineral al mes, y el dinero que podrías destinar a inversiones y ocio, se te escurre hacia la industria farmacéutica… Empiezas a estar nervioso, preocupado y ansioso (a pesar de fluoxetina y clonazepam), porque las cuentas no cuadran a fin de mes; y comienzas a sentir dolor de estómago y acidez estomacal, ya que tu intestino está «arrestado»… Ahora toca visitar a otro doctor, que te prescribe omeprazol + domperidona + un laxante «natural». Y los síntomas se van acumulando, pero solo los síntomas, a pesar de la «MATANZA COMPLETA DE TU FLORA INTESTINAL»…
Nuevas quejas y lamentos llegan… La principal, y particularmente perturbadora, que tienes solamente 37 años, y «usted» ya no tiene más potencia sexual. Además de estar «teniendo relaciones» con frecuencia, tienes muy poco esperma y la libido está por debajo de los pies. Sin embargo, para el médico de la medicina de la enfermedad, eso no es problema ya que hasta te permite elegir el remedio: sildanafil, tadalafilo, lodenafil o vardenafilo. Tu potencia mejora, pero como consecuencia de ello los remedios te proporcionan un tremendo dolor de cabeza, latido, enrojecimiento y nariz que gotea. No hay problema, el médico aumenta la dosis de atenolol y pasa una neosaldina para que tomes antes del sexo. Si lo necesitas, inculca un «medicamento» para tu secreción nasal, que sobrecarga tu corazón…
Cuando todo parecía solucionado, y ya con 40 años, «usted» se da cuenta de que sus dientes se están pudriendo y cayendo (entre nosotros, eso es a causa del antidepresivo); por lo que toca destinar dinero para gastar con el dentista. En esa misma época, comienza a suceder que la memoria está fallando mucho más de lo habitual; y una vez más para el médico no hay problema: te prescribe Ginkgo Biloba. Hay que añadir que con los chequeos de rutina, la glucosa está en 110 y el colesterol en 220; toca escribir en la receta, por parte del médico, metformina + sinvastatina, ya que con ello «se evita la diabetes y el infarto», dice el cuidador de su salud.
A los 40 y pocos años, ya tomas fluoxetina, clonazepam, losartan, atenolol, multivitaminico de A a Z, omeprazol, domperidona, laxante «natural», sildenafilo, vardenafilo, lodenafil o tadalafilo, neosaldina, ginkgo biloba, metformina y simvastatina (enfrentémoslo, eso está muy lejos de ser saludable!). El gasto en medicamentos se triplica y… ¡¡¡CADA VEZ MENOS SALUD!!! Mientras tanto, aún sigues deprimido, cansado y engordando; entonces, el médico, de nuevo cambia la fluoxetina por duloxetina (un antidepresivo «más moderno»), y después de 2 meses te sientes mejor (o bien un poco «menos mal»). Pero otro contratiempo surge, ya que el nuevo antidepresivo te hace orinar largamente y con chorro débil; esto conlleva levantarse dos veces por la noche para orinar y el sueño y el descanso (extremadamente necesario para su salud) desaparecen. Pero esto es fácil para tu médico, ya que él prescribe tamsulosina, para ayudarte en la micción; ello logra una mejoría con dicho problema; sin embargo ya no eyaculas más. ¡¡¡No sale nada!!! Y toca parar por aquí, ya que comienza a ser deprimente ¿verdad?. Esto no es medicina. ¡¡¡Esto no es salud!!!
Esta historia termina con una situación cada vez más común: el derrumbe en bloque de su salud:
– Estás obeso.
– Sin ganas.
– Con lamentable erección; y memoria y concentración discapacitado.
– Diabético, hipertenso y con sospecha de cáncer.
– De los dientes mejor no hablar.
– El sobrepeso reventó una rodilla (otro médico te hace poner una prótesis).
– Surge en su cabeza la idea loca de buscar un cirujano bariátrico, para «reducir su estómago», y un psicoterapeuta para cuidar de su juicio arruinado. Sin dinero, triste, ansioso, deprimido, pensando en dar fin a su vida de vida y enfermo, muy enfermo!! A pesar de los «remedios» (o debido a ellos!!).
¿Y la industria farmacéutica? Va muy bien, gracias;y más aún con su valiosa contribución por años o décadas. ¿Y su médico?… «¡¡bien, gracias!!». ¿Gracias a su enfermedad o a la enfermedad plantada paso a paso en su vida?