Siempre escuchamos, sobre todo desde las altas instancias, que hay que innovar y ser valientes… Claro, ya lo sabemos, y en nuestras propias carnes, que como te fies de quienes nos desgobiernan, cuando todo va bien abundan las palmaditas en la espalda, pero si se tuercen, quizás comiences a conocer los aledaños del infierno.
Lo que hoy proponemos es algo que, si bien desconocemos la legislación al respecto en los ditintos países, si tenemos conocimiento de que en muchos es una buena opción. ¿De qué? Pues bien, hay datos por ahí que nos dicen que entre el año 2008 y 2013, en España (uno de los países con más número de turistas del mundo y con más de 40 millones de habitantes) cerraron más de 72000 negocios del sector de la hostelería. Hay que añadir que en el mundo hostelero trabajan más de un millón de personas y que, este nicho, aporta un 6 % al PIB.
También hay otros datos que nos cuentan que el sector de la cómida rápida, durante 20 años sólo han sufrido una leve pérdida del 0,4 % en el año 2013. Aunque ya se prevee, que para este 2014 se inicie una recuperación con el aumento de un 2 % en su facturación.
Pues bien, para nosotros hay dos cosas claras: una, que a las personas les gusta acudir a este tipo de centros, bien por su particularidad y, suponemos, su estrategia de marketing; y dos, que durante los años de fuertes de la crisis, si han salido beneficiados por sus bajos precios, que no por su calidad. Pero durante 20 años, no todos han sido de crisis. Por lo que hay que contar con las decisiones de los clientes, que continuan apostando por este tipo de establecimientos y comida.
Y resulta que en otros países, se apuestan por variables, que permiten competir con los grandes de la comida rápida y, a la vez, actuar en el campo del marketing yendo hacia el cliente: los camiones de comida ambulantes o los Food Trucks. Y que no nos cuenten que no es posible, ya que solemos estar acostumbrados a ver algún tipo de negocio de este tipo por nuestras ciudades. Así, y por nuestra zona de influencia, se pueden ver desde churrerías, vendedores de barquillos en le verano y castañas en el invierno, etc…
Está claro que las personas, continuan comiendo y bebiendo. También resalta que, hoy en día, ya no sirve esperar a que el cliente entre porque sí al establecimiento. Y traerlo, en base a campañas publicitarias y de marketing, puede resultar bastante costoso para la pequeña empresa (90 % de este sector cuenta con menos de 5 trabajdores). Pues bien, creemos que por ese camino se reactivaría una parte importante del sector y, además, con la inmensa variedad gastronómica de que se dispone, puede sumar al sector turístico en general. Esperemos ver, no sólo por nuestras zonas, si no por todo el mundo algún negocio de este tipo, ofertando entre sus menús unos deliciosos e inovadores bocadillos de chorizo a la sidra.