Se suele oir muchas veces, aunque sería mucho mejor escuchar, que la mayoría de las enfermedades crónicas de hoy día vienen dadas por los cambios en los hábitos que llevaron a nuestros genes a evolucionar durante miles y miles de años. ¿Cuáles son los que, posiblemente, han influido más? Pues tiene mucho que ver con llevar vida al aire libre y el sedentarismo.
Y es que la mayoría de la población actual vive alejada del Sol; y cuando se deja irradiar por sus rayos, lo hace bajo capas y capas de cremas con altos factores de protección solar (FPS). ¡Claro!, hay que ponerse «morenos» pero sin riesgos, ¿cierto? Aunque si nos dedicamos un poco de nuestro tiempo, y nos hacemos alguna que otra pregunta sin maldad como esta: Si las cremas con FPS reducen el riesgo de quemaduras y, por ello, de cáncer; ¿acaso no bloquearán, también, la capacidad de nuestro organismo para producir vitamina D a través del Sol? Pues bien, según un estudio publicado en The Journal of American Osteopathic Association, llegan a la conclusión que la mayoría de las personas ignoran que, con una crema de tan solo 15 FPS, se impide la producción del 95 % de vitamina D (la vitamina del Sol). Es decir, hay que exponerse más a los rayos solares, con la debida precaución para asegurarnos la cantidad necesaria de vitamina D, que nuestro cuerpo necesita sí o sí.
Este mismo estudio cuantifica en mil millones de personas en todo el mundo, las que podrían tener deficiencias de vitamina D; bien por utilizar productos con filtro solar, bien por enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, celiaquía, enfermedad de Crohn, que conllevan la causa de una mala absorción de nutrientes. Porque con unos buenos niveles de vitamina D se mantiene en óptimas condiciones el sistema inmunitario, se previene la aparición de la depresión, se detiene el deterioro cognitivo, se regula los niveles de insulina, el control de la inflamación, así como también la función pulmonar, la función cardiovascular y la función músculo-esquelética.
Se pueden enumerar una serie de factores que añaden riesgo de no poder metabolizar la vitamina D. Así:
– el color de la piel; cuanto más oscura es, menos vitamina D sintetiza con la misma exposición al Sol
– la latitud del lugar donde vivimos; es evidente que al sur de Europa hay más horas de Sol que en el norte
– la estación del año; ya que las horas y los ángulos del Sol, varían de unas a otras
– la cantidad de piel expuesta a los rayos solares
– la edad; por ejemplo, con 70 años se necesita tomar tres veces más el Sol que durante la niñez, para que nuestro organismo sintetice la misma cantidad de vitamina D