Una joven alumna decidió sorprender a su maestra con un regalo muy especial el día de su cumpleaños, por lo que se hizo la despistada en el aula hasta que todos sus compañeros se habían ido.
Entonces se acercó a ella y puso en su mano una preciosa caracola.
– «Feliz cumpleaños, señorita. Espero que le guste mi regalo», le dijo.
– «¡Qué preciosidad!», exclamó la mujer emocionada al ver la concha. «Muchísimas gracias. ¿Dónde la has encontrado?»
La alumna, contenta, le contó que aquellas caracolas tan bonitas sólo podían encontrarse en una playa muy lejana, por lo que la profesora se conmovió enormemente, ya que nunca hubiera imaginado que la niña recorrería semejante trayecto sólo para traerle algo.
– «No debiste haber ido tan lejos», le dijo abrazándola.
– «Pero, señorita, ¡es que el esfuerzo forma parte del regalo!», respondió la pequeña.
Recuerda que los mejores regalos no son los objetos en sí, sino la dedicación que invierte en ellos alguien que nos aprecia.