Todo lo que viene a continuación, sale en alusión a un comentario en una de las redes sociales que emite un amigo mío con motivo de que, cada año, se pone a mirar la lluvia de las Perseidas… «¿Por qué me siento tolos años a les dos de la mañana embaxo casa pa ver esto, que poques vegaes ye visible? ¿Sedrá verdá que tamos xuníos al cosmos?(aquí pongo la traducción al castellano: ¿Por qué me siento todos los años a las dos de la mañana debajo de mi casa para ver esto que, por cierto, pocas veces es visible? ¿Será verdad que estamos unidos al cosmos?)»; esas dos preguntas finales fueron su reflexión y el motivo por el que, aunque le adjunté un artículo, para escribir este post de hoy.
Hasta hace poco tiempo, sabíamos (no todos) que nuestro cuerpo está compuesto por polvo de estrellas, residuos de supernovas, y que esta materia prima de nuestro organismo se había producido en nuestra galaxia. Sin embargo,y según afirman desde la ciencia, la mitad de la materia de la que estamos hechos no procede de la Vía Láctea, la galaxia a la que pertenece nuestro sistema solar, sino de otras galaxias cercanas, según un estudio. Ahora, el nuevo estudio (The Cosmic Baryon Cycle and Galaxy Mass Assembly in the FIRE Simulations), habla de que los vientos galácticos son mucho más potentes de lo que se pensaba hasta ahora; ya que los vientos galácticos no podían permitir la transferencia intergaláctica de materia, puesto que no tenían fuerza suficiente para trascender las enormes distancias que separan a la Vía Láctea de sus galaxias vecinas.
Esto se produce cuando las estrellas terminan su vida y explotan en forma de supernovas, por lo que emiten gases a gran velocidad a través del universo, que son capturados por los vientos galácticos. Ello llevó a los investigadores, a través de simulaciones informáticas, a demostrar que las supernovas expulsan una enorme cantidad de gas que es capaz de propulsar los átomos de una galaxia a otra; así es como sopesan que lo más probable, es que una gran parte de la materia que constituye la Vía Láctea proceda de otras galaxias, más concretamente de las dos Nubes de Magallanes (situadas entre 160.000 y 200.000 años luz),de la que fue expulsada por un poderoso viento galáctico.
Y desde la humildad, aunque acompañada de experiencia personal, afirmo lo que la Iglesia nos lleva diciendo siglos tras siglos: polvo somos y en polvo nos convertiremos, pero, claro está, de estrellas. Ahora sólo te queda indagar a ti y ver de cual es de la que has venido al planeta Tierra; quizás sólo mires hacia el cielo en determinadas ocasiones (causalidad), a lo que te aconsejo que, con cualquiera de las app existentes, puedas comprobar hacia donde diriges tú mirada…