Sobre molestar y eliminar amigos.
Ayer tuve que realizar, en vivo y en directo, la eliminación de uno de mis amigos de Facebook. ¿Por qué? Pues porque sigue habiendo personas, unas con buena intención y otros con mala de lo mismo, que parecen no querer entender lo básico: no hagas a los demás lo que no te gusta que te hagan a ti.
Eso, tan sencillo y simple en el siglo pasado, ha pasado a convertirse en algo mucho más serio. ¡¡Sí!! Antes las palabras y, casi, los hechos, se los llevaba el viento. Hoy en día, y como no tenemos por costumbre el hablar pesona a persona de viva voz, ya que preferimos utilizar las plataformas digitales, pues eso, que todo se sabe y todo se puede ver y/o leer.
Pues mientras estaba por estos mundos digitales, observo un comentario que no venía al uso y, encima, me criticaban por utilizar mi lengua: el asturianu. Yo no lo podía creer. Entrar en mi casa (sí, mi muro es mi casa, por si no lo sabías) y escribir que no está bien utilizar algo que no sea el castellano… Como era una persona que no suele hacer comentarios en mis publicaciones, y que, además, la tengo por alguien sensata y no habitual de esos hechos, le respondo a continuación del suyo «¿qué qué es lo qué quiere decir?», y me contesta que se había confundido pensando que estaba en un grupo (eso es, me achaba que no había leído las normas de un grupo y publicaba allí en asturianu). Total, que ni me dice que grupo es, ni me creo tal cosa, pues soy bastante estricto con esos temas. Le sugiero que elimine (por favor) ese comentario de mi muro, pero me dice «que mejor que lo haga yo»… ¿Sabéis la respuesta? POr supuesto, eliminación de amistasd y borrado de todos los comentarios concernientes a esa conversación.
Todos los días saludo a todos mis amigos con mi consabida frase de «¡¡Bon díi dende’l parayisu!!» y luego, suelo poner una frase para pensar o generar una charla. Responde quien quiere o le apetece. Lo mismo hago con quien, cada día, acude a mi muro a saludarme, y yo hago lo mismo por el suyo. Y eso, tan sencillo, me ha llevado a conocer y desvirtualizar a magníficas personas muy lejos de mi casa.
Por ello, por las personas que utilizan adecuadamente las plataformas digitales, por la sana costumbre de hablar y saludar a muchas personas increíbles, y, por supuesto, por mantener una reputación online (no se si adecuada o no), por la que yo creo que debo llevar y cultivar, seguiré actuando como hasta ahora.
A todos los que interactuais mucho y bien, y a todos los que interactuais poco y bien, encantado de teneros como amigos y, si es posible, desvirtualizaros. El resto, seguireis fuera de mi casa.