Recientemente surgen noticias y todo tipo de comentarios y opiniones acerca de la radioactividad generada en la central de Fukushima, en Japón, como consecuencia de los daños ocasionados a la misma tras el maremoto. Uno de los principales problemas con los que se encuentra la población afectada, aparte del desastre en sí, y de las medidas de evacuación que suelen seguir en éstos casos, es en que condiciones quedan los alimentos de la zona. ¿Qué van a poder comer y que no la población afectada? Pues bien es sabido, y más por nuestra parte, que la nutrición es algo fundamental en la vida diaria del ser humano, haya radioactividad o no. Por eso hemos rescatado algo que hace tiempo hablaba de como un alimento podía ayudar a luchar contra la contaminación producida por la radioactividad: el miso.
En él, el Instituto Japonés del Cáncer, basándose en un estudio realizado sobre 260.000 personas durante 25 años, informa de la acción preventiva del miso contra el cáncer. Se hicieron 3 grupos, así:
A) Personas que comían miso todos los días.
B) Personas que comían miso 2/3 días en semana.
C) Personas que nunca comían miso.
Los resultados indicaron que el grupo C tenía una incidencia de cáncer del 50% por encima del resto.
– La menos cantidad de casos de cáncer de mama se da entre mujeres japonesas. Están 8 veces por debajo de la estadística norteamericana en este tipo de cáncer.
– Recientes investigaciones de la Universidad de Hiroshima (Japón) han confirmado que el miso no sólo posee un efecto protector contra la radioactividad, sino que ayuda a eliminar los elementos radioactivos del cuerpo.
– Un estudio estadístico llevado a cabo por en el Japón ha demostrado que los fumadores que toman regularmente sopa de miso estaban menos expuestos al cáncer de pulmón.
– Otros estudios han demostrado que el consumo regular de distintos productos derivados de la soja, especialmente los fermentados, contribuyen a prevenir y mejorar trastornos típicos de la premenopausia y menopausia en la mujer.
El miso puede utilizarse de muchas maneras, pero lo más habitual es en sopas. De ahí la tradicional “sopa de miso” japonesa. Al preparar la sopa, el miso se usa de forma muy parecida al cubito de caldo tradicional. Se agrega al final, una vez elaborada. Conviene disolver el miso por separado en un poco de caldo bien caliente de la mismo sopa. Añadir y cocer durante unos 5 minutos, pero prestando atención para que no vuelva a hervir. Conviene que sea sin pasteurizar y que se conserve en lugar fresco, fuera de la nevera, ya que el frío también destruye las enzimas. Para usarlo bastara con echar una cucharadita de la pasta del miso a la sopa cuando vayamos a tomarla, nunca antes, porque no debe hervir, ya que perderia sus enzimas vivientes que son las que le otorgan sus propiedades medicinales.
Cómo tomarlo: se compra la pasta, viene en una bolsa hermética, una vez abierto se puede conservar en el frigorífico varios meses, cerrarlo con una pinza para que no se seque. Es aconsejable tomar el miso siempre antes de las comidas principales, para preparar el estómago para una buena digestión, para ello prepararemos un caldo vegetal: echamos en una olla bastante agua y las verduras elegidas troceadas en trocitos pequeños, por ejemplo, cebolla, judías verdes, zanahorias, puerros, apio, etc,, también un trozo de alga y un poco de sal marina, lo hervimos a fuego lento, durante un par de horas. Cuando esté hecho y vayamos a comer, calentamos lo que vayamos a tomar y lo ponemos en el cuenco junto a la cucharadita de miso, la disolvemos y ….¡a comer!, ya verás como te encanta.